
El Dragón Garigot
Hace muchísimo tiempo, en una época en que los campesinos y pescadores de Castelldefels disfrutaban de una vida pacífica y tranquila, llegó a la villa, buscando un nuevo lugar donde establecerse, un dragón benevolente, conocido como dragón Garigot, que hasta entonces había habitado escondido en las imponentes montañas del macizo del Garraf.
Con el tiempo, el dragón Garigot se integró en la vida cotidiana de sus aldeanos, y agradecido por su acogida, se convirtió en su guardián y protector. Con sus dos cabezas, uno vigilando el mar y la otra a la montaña, el dragón Garigot proporcionaba seguridad y tranquilidad a Castelldefels.
Pero la paz y la serenidad de Castelldefels fueron interrumpidas por la aparición de una bruja maléfica, que invocó las "Legiones del Mal" del Mediterráneo y las dirigió con mano de hierro, y bajo la sombra siniestra de Lucifer, contra Castelldefels.
Esta amenazante alianza llevó la desgracia a la villa, poniendo en peligro la vida de sus habitantes. Por suerte, en esta hora más oscura, un héroe llegó a la villa para enfrentarse a las fuerzas del mal. Era Guifré el Pilós que, con la ayuda incondicional del dragón Garigot, se enfrentaron al desembarco pirata en la playa de Castelldefels, expulsaron a los bucaneros, y se deshicieron de diablos y fuerzas del mal. La batalla entre el bien y el mal fue ardua y feroz, pero, finalmente, la luz prevaleció sobre las tinieblas y la paz volvió a reinar en el municipio.
Desde aquel momento, el dragón Garigot fue reverenciado como un ser protector de Castelldefels y cada año, desde 1998, sale de su escondrijo durante las Fiestas del Mar de Castelldefels y vuelve a ayudar a los habitantes de la población a combatir el desembarco pirata en la playa de la Pineda de Castelldefels.